lunes, 21 de diciembre de 2009

Simbolismo esoterico de la navidad


La Virgen del Carmen fue la Madre del Divino Redentor del Mundo


Innumerables escritores han cantado loas a la madre más grandiosa de todos los tiempos.
¿Cómo podríamos definirla? Ni la pluma de Miguel Ángel, ni la Madona de Leonardo Da Vinci han logrado traducirnos en formal fiel la imagen de la Virgen María.
Innumerables esculturas han tratado de personificar a la Virgen del Carmen, pero ninguna de ellas puede traducir exactamente la fisonomía de aquella gran hija de la Luz.
Al contemplar con los ojos del Alma la inefable figura de aquella Divina Madre no vemos nada que nos sepa a diamantes, rubíes y esmeraldas.
Ante los ojos del Alma desaparecen por completo las púrpuras y sedas con que se ha querido envolver el recuerdo de María, la Divina Madre de Jesús de Nazareth.
No fue María aquella verdad mundanal pintada en todas las acuarelas.
Con los ojos del Espíritu sólo contemplamos una virgen morena quemada por el sol del desierto. Ante nuestras atónitas miradas espirituales se desdibujan esbeltos cuerpos y rostros provocativos de figuras femeninas, para aparecer en su lugar una mujercita sencilla de pequeña estatura, cuerpo delgado, rostro pequeño y ovalado, nariz roma, labio superior algo saliente, ojos gitanos y amplia frente.
Aquella humilde mujer vestía con túnica color carmelita o marrón y sandalias de cuero.
Caminando a través de los desiertos africanos rumbo a la tierra de Egipto, parecía una pródiga con su túnica vieja y rota, y su rostro moreno humedecido en copioso sudor.
No es María aquella estatua de púrpura y diamantes que hoy adorna la catedral de Notre Dame de París. No es María aquella estatua cuyos dedos de armiño, engarzados en puro oro, alegra las procesiones de la casa parroquial.
No es María aquella beldad inolvidable que desde niños contemplamos sobre los suntuosos altares de nuestras iglesias pueblerinas, cuyas campanas metálicas alegran los mercados de nuestras parroquias.
Ante nuestros sentidos espirituales sólo vemos una virgen morena quemada por el sol del desierto.
Ante la vista del espíritu desaparecen por completo todas las fantasías para aparecer en su lugar una pródiga humilde, una humilde mujer de carne y hueso.
Desde muy niña, María hizo voto de castidad en el templo de Jerusalén.
María era hija de Ana, su madre la llevó al templo para que hiciera sus votos.
Y era María una de las Vestales del Templo.
Nació entre una aristocrática familia, y antes de ingresar al templo como Vestal tuvo innumerables pretendientes y hasta tuvo un rico y apuesto galán que quiso casarse con ella.
Empero María no lo aceptó, su corazón sólo amaba a Dios.
Los primeros años de su vida estuvieron rodeados de toda clase de comodidades.
Cuenta la tradición que María hacía alfombras para el templo de Jerusalén y que esas alfombras se convertían en rosas.
María conoció la Doctrina secreta de la Tribu de Leví. María se educó a la sombra augusta de los pórticos de Jerusalén, entre el follaje núbil de esas palmeras orientales, a cuyas sombras descansan los viejos camelleros del desierto.
María fue iniciada en los Misterios de Egipto, conoció la Sabiduría de los Faraones, y bebió en el Cáliz del antiguo Cristianismo, calcinado por el fuego ardiente de las tierras orientales.
La Religión Católica tal como hoy la conocemos, ni siquiera se vislumbraba sobre los siete collados de la Roma augusta de los Césares y los viejos Esenios sólo conocían la vieja Doctrina Cristiana, la doctrina de los mártires, aquella doctrina por la cual San Esteban murió mártir.
Esa santa doctrina Crística se conservaba en secreto dentro de los Misterios de Egipto, Troya, Roma, Cartago, Eleusis, etc.
Lo grande que hubo en el Cristo, fue haber publicado la vieja doctrina sobre las calzadas de Jerusalén.
Y fue María, la Virgen del Carmen, designada por la Divinidad para ser la Madre del Divino Redentor del Mundo.
En los tiempos antiguos toda la especie humana concebía sus hijos por obra y gracia del Espíritu Santo; y entonces no existía el dolor en el parto.
El Espíritu Santo enviaba a sus santos ángeles, para que estos juntasen a hombres y mujeres dentro de los grandes patios de los templos.
El acto sexual era dirigido por ángeles, y éste era un Sacramento que sólo se verificaba en los templos para engendrar cuerpos para las almas que necesitaban venir al mundo.
Entonces el dolor en el parto no existía, las mujeres parían sus hijos sin dolor porque los concebían por obra y gracia del Espíritu Santo.
Pero cuando la humanidad desobedeció a los ángeles, entonces pecó contra el Espíritu Santo y éste dijo a la mujer: "parirás tus hijos con dolor"; y al varón: "trabajarás con el sudor de tu frente para sostener a tu mujer y a tus hijos".
Adán eran todos los hombres de los antiguos tiempos y Eva todas las mujeres de los antiguos tiempos.
María había venido siguiendo el sendero de la castidad y de la santidad, y por ello se sorprendió cuando el ángel le anunció que concebiría un hijo.
Ella nos enseñó con su ejemplo el sendero de la castidad.
Hoy en día el matrimonio se ha convertido en una licencia para fornicar. Los hombres y mujeres se multiplican por puro placer animal, sin importarles un ápice el Espíritu Santo.
Toda unión sexual que se verifica sin permiso del Espíritu Santo es fornicación. Pero esto no lo quieren entender los seres humanos de esta época porque se alejaron de la vieja doctrina que conoció la Virgen María, madre de Jesús y que predicó el Cristo sobre los muros invictos de Sión.
Todos los sabios del pasado engendraron sus hijos por obra y gracia del Espíritu Santo. Zacarías se sorprendió cuando el ángel le anunció el nacimiento de Juan el Bautista.
Juan también fue engendrado por obra y gracia del Espíritu Santo y fue un ángel quien anunció a Zacarías que su mujer ya anciana concebiría un hijo. Veamos los siguientes versículos bíblicos.
"Y aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios por el orden de su voz".
"Conforme a la costumbre del sacerdocio, salió en suerte a poner el incienso, entrando en el templo del Señor".
"Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso".
"Y se le apareció el ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso".
"Y se turbó Zacarías viéndole, y cayó temor sobre él".
"Mas el ángel le dijo: Zacarías, no temas, porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elizabeth te parirá un hijo, y le llamarás su nombre Juan".
"Y tendrás gozo y alegría, y muchos se gozarán de su nacimiento".
"Porque será grande delante de Dios, y no beberá vino ni sidra; y será lleno del Espíritu Santo, aún desde el seno de su madre" (Vers. Del 8 al 15 – Cap. 1 – San Lucas).
Todos los grandes santos y sabios de los antiguos tiempos nacieron por obra y gracia del Espíritu Santo.
LA CONCEPCIÓN

Había en el templo de Jerusalén 33 varones sacerdotes de la Tribu de Leví.
José el padre de Jesús de Nazareth, era uno de los 33 ancianos del templo de Salomón.
Después de la Anunciación, el Sumo Sacerdote ordenó que todos los 33 sacerdotes del templo depositaran sus varas detrás del altar. Y se dispuso que aquella vara que amaneciera florecida, sería la del esposo de María.
Cada uno de los sacerdotes, uno a uno en orden sucesivo, fueron colocando sus varas detrás del altar.
El último que debía colocar su vara fue el Sacerdote José, pero éste se resistía a la orden del Sumo Sacerdote, alegando su avanzada edad.
Empero, tuvo que obedecer la orden, y depositó su vara detrás del altar.
Al otro día, muy de mañana, fueron los sacerdotes al altar para recoger sus varas, y cuánta no sería su sorpresa al hallar la vara de José toda florecida.
Así fue como se designó a José por esposo a María.
Y fue la Virgen del Carmen sacada del templo y depositada en la casa de un ciudadano honorable de Jerusalén, para aguardar la hora de la concepción.
Y el Ángel Gabriel escogió día y hora en que los esposos verificaron el acto sexual como un sacrificio en el altar del matrimonio para brindarle el cuerpo al Divino Redentor del mundo.
Y María fue virgen antes del parto, en el parto y después del parto, porque era Virgen del Alma, y porque la concepción se verificó por obra, es decir, por orden y gracia del Espíritu Santo.
El acto sexual, cuando es ordenado por ángel, engendra hijos por obra y gracia del Espíritu Santo.
El acto sexual para los puros es puro, y para los impuros, es impuro.
Cuando nosotros miramos el acto sexual con ojos de ángel, es Angélico, empero cuando lo miramos con ojos de malicia, es demoníaco.
Cuando se verifica el acto sexual por orden de ángel es santo.
Pero cuando se verifica el acto sexual por orden del diablo, es satánico.
María no tuvo dolor en el parto, porque concibió su hijo por obra y gracia del Espíritu Santo, y todos los esposos y esposas del mundo podrían imitar a María y a José, concibiendo sus hijos por obra y gracia del Espíritu Santo, "no fornicando".
Esta es la clave maravillosa que permitirá que nazcan niños inteligentes y llenos de belleza.
Lo importante es saber abstenerse y orar al Espíritu Santo diariamente, y a su santo Ángel Gabriel, para que en sueños nos haga partícipes de la anunciación.
Y entonces el ángel del Señor, revelará en sueños el día y la hora en que los esposos pueden verificar el acto sagrado de la fecundación.
Esta concepción del Espíritu Santo, convertirá cada hogar en un paraíso, y desaparecerán los desencantos amorosos y habrá felicidad.
Toda oración al Ángel Gabriel, se hará así:
"Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar la aflicción de su sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, mas dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no subirá navaja sobre su cabeza" (Vers. 11, Cap. 1 – Samuel).
Aquellos esposos que quieran ser verdaderamente cristianos, deben orar al Espíritu Santo pidiéndole la Anunciación.
Y el ángel de Dios aparecerá en sueños a los esposos y les anunciará el día y la hora que deben verificar la conexión sexual.
Y así, todo hijo será bello y puro desde su nacimiento, porque es concebido por obra y gracia del Espíritu Santo.
Hay que dominar las pasiones carnales y cultivar la pureza y la santidad del matrimonio.
casa de un ciudadano honorable de Jerusalén, para aguardar la hora de la concepción.
El acto sexual para los puros es puro, y para los impuros, es impuro.
El Simbolismo de la Navidad
Este es un evento maravilloso sobre el cual hay que meditar profundamente, ya que es cada vez menos comprendido, con el materialismo actual, la navidad se ha convertido en una fiesta sin trascendencia.
El sol físico no es más que una representación del Sol Espiritual, del Cristo Sol. Cuando los antiguos adoraban al sol, cuando le rendían culto, no se dirigían propiamente al sol físico, si no al Sol de la Media Noche, al Cristo Sol.
Incuestionablemente es el Cristo Sol quien debe guiarnos en los mundos superiores de conciencia cósmica. Todo místico que aprende a trabajar fuera del vehículo físico a voluntad, es guiado por el Sol de la Media Noche, por el Cristo Sol. Es él quien guía al iniciado, quien lo orienta, quien indica lo que debemos y lo que no debemos hacer. Estoy hablando, en el sentido esotérico más profundo.
Así como el sol físico avanza hacia el norte para dar vida a toda la creación, así también el Sol de la Media Noche (el sol espiritual, el Cristo Sol) nos da vida si aprendemos a cumplir sus mandamientos. En las Sagradas Escrituras, obviamente se habla del acontecimiento solar y esto hay que saberlo leer entre líneas. Cada año en el Macrocosmos, se vive todo el drama del Cristo Sol. Reflexionemos en todo esto. Conviene estudiar lo que es ciertamente el drama del Cristo Cósmico; es necesario que nazca también en nosotros el Cristo Sol.
En las sagradas escrituras se habla claramente de BELEM y de un establo donde el cristo nace. Ese establo está dentro de nosotros mismos, aquí y ahora. Precisamente en ese establo interior moran los animales del deseo, todos esos yoes pasionarios que cargamos en nuestra psiquis.
Belem es un nombre esotérico. En los tiempos en que Jesús vino al mundo, la aldea de Belem no existía. De manera que eso es completamente simbólico. Bel es una raíz caldea que significa TORRE DE FUEGO. Cuando el iniciado trabaja con el fuego sagrado, cuando elimina de su naturaleza íntima los agregados psíquicos o defectos psicológicos, indubitablemente ha de pasar por la INICIACIÓN VENUSTA. El descenso del Cristo al corazón del hombre es un acontecimiento cósmico y humano de gran trascendencia que corresponde, en verdad, con la INICIACIÓN VENUSTA.
Desafortunadamente no se ha entendido lo que es el cristo. Muchos suponen que el Cristo fue exclusivamente Jesús de Nazareth, pero están equivocados. Jesús de Nazareth como hombre (o mejor dicho, Jeshua Ben Pandirá como hombre), recibió la iniciación Venusta, encarnó al Cristo, pero no solo él ha recibido tal Iniciación. Hermes Trimegistro, el tres veces grande Dios Ibis de Thot, También encarnó al Cristo. Juan el Bautista, a quien muchos consideraban como el CHRISTUS, como el UNGIDO, También encarnó ese Principio Crístico Universal.
Debemos entender que el Cristo no es un sujeto, no es una persona. El cristo está más allá de la Personalidad, del YO y de la Individualidad. El cristo en esoterismo auténtico, es el LOGOS SOLAR, representado por el Sol físico. Ahora comprenderemos por que los Incas, los Nahuatl, los Egipcios, etc. Rendían culto al Cristo Sol (no se trata de una adoración al Sol físico, sino a lo que se oculta detrás de ese simbolismo). Obviamente se adoraba al LOGOS SOLAR, al segundo Logos.
Inútilmente habría nacido Jesús en Belem, si no naciera también en nuestro corazón. Inútilmente habría muerto y resucitado allá, en la Tierra Santa, si no muere y resucita también en nosotros (esa es la naturaleza del SALVADOR-SALVANDUS). El Cristo íntimo debe salvarnos, pero salvarnos desde adentro. Quienes aguardan la venida de un Jesús de Nazareth para un futuro cercano, están equivocados. El Cristo debe venir ahora, desde adentro. La segunda venida del Señor es desde adentro, desde el fondo mismo de la Conciencia.
Sólo el Cristo íntimo puede darnos vida y vida en abundancia, debemos pensar en el Cristo Interior.
Todo el simbolismo relacionado con el nacimiento de Jesús, es alquimista y Cabalista. Se dice que tres Reyes Magos vinieron a adorarle, guiados por una estrella. ¿Cuál es esa estrella y quiénes eran esos Reyes Magos? Yo les digo a ustedes que esa estrella no es otra que la del SELLO DE SALOMÓN, la estrella de seis puntas, símbolo del Logos Solar. En cuanto a los tres Reyes Magos, éstos no existieron como personas; son únicamente, el símbolo de los colores del a Gran Obra, es decir de la Piedra Filosofal.
“Mucho se ha hablado sobre el Cristo histórico, mucho se ha hablado sobre Jesús de Nazareth como gran mensajero, pero ha llegado el momento de pensar en el Cristo Intimo”.
“El Cristo es una realidad de instante en instante, de momento en momento. El Cristo Intimo es lo que cuenta. El puede transformarnos totalmente, él adviene a nosotros cuando el Ego muere”.
“El momento es llegado, en que la humanidad aprenda a comprender a fondo el Esoterismo Crístico, Solar. El instante ha llegado en que busquemos al Cristo dentro de nosotros mismos, aquí y ahora”..